El próximo día 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermera, jornada para reivindicar nuestra contribución a la sociedad. Como enfermera, asumo y comparto el mensaje que el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) nos quiere hacer llegar: Enfermería una voz para liderar. La salud es un derecho humano. Por mi parte, realizo en esta entrada un pequeño resumen de la propuesta del CIE, resaltando aquellas acciones que se podrían ir trabajando desde ya, eso sí, con visión e inversión. Desde luego no se puede seguir avanzando en salud con los recursos tan escasos.
Para empezar, ¿qué se necesita para gozar de buena salud?, ya lo decía Florence Nightingale: agua potable, buena nutrición, entorno y saneamiento adecuado. Además, hoy por hoy también sabemos que se necesita: educación, igualdad, libertad, vivienda digna, buenas condiciones laborales. Lo anterior (entre otros) ayuda a predecir la carga de enfermedad que afectará a la población, las enfermeras con nuestro enfoque centrado en las personas, aportamos una visión privilegiada para promover intervenciones centradas en los derechos humanos en general, y en la salud en particular.
Nos interesa trabajar en el enfoque de derecho a la salud, sabemos que es clave para mejorar no sólo la salud de la población sino también la equidad. Para nosotras cada persona tiene valor en sí misma, por tanto cuidarlas como centro del sistema es lo natural. Se nos suele atribuir la cercanía a los usuarios, pasamos tiempo con ellos y conocemos sus necesidades, especialmente en épocas de vulnerabilidad. A lo anterior se suma que somos una fuerza laboral con base filosófica humanista y razonamiento científico explícito sobre el cuidado profesional, sin duda somos una puerta de acceso al sistema, tenemos la responsabilidad de facilitar el acceso al mismo y de acompañar para poder obtener el servicio de atención apropiado a cada situación. El CIE propone para trabajar en ésta línea una serie de puntos, entre ellos:
1. Necesidades sin cubrir.
Si paramos a reflexionar unos minutos, puede llegar a ser asombrosa la cantidad de necesidades sin cubrir que nos rodean. Pongamos por ejemplo el punto de mira en la diabetes mellitus, según el estudio di@bet.es la incidencia de esta enfermedad es de 11,58 casos por 1.000 personas/año, lo que representa alrededor de 400.000 nuevos casos cada año en España. Muchas personas no saben que la padecen ni que necesitan cuidarse/tratarse. Identificar a estas personas y alfabetizarlas en el cuidado de su enfermedad, es un reto para las organizaciones que quieran mejorar sus resultados. Si el sistema quiere abordar este complejo problema, necesita acercar el cuidado al consumidor, trabajar desde un enfoque de colaboración con las personas y sus familias para mejorar la comprensión de la enfermedad y centrar las intervenciones en un pacto de cumplimiento. Lo anterior supone facilitar el acceso al sistema y ganar en salud. Claro está que tenemos enfermeras en nuestros hospitales y en Atención Primaria entrenadas para ello, la pregunta seria ¿son suficientes?, ¿cuál es el ratio?, ¿qué tiempo real de agenda se dedica a abordar este tema?
2. Facilitar el acceso.
Dentro del sistema existen usuarios con menos oportunidades de acceso y eso los hace más vulnerables. Para ilustrar este punto, se puede analizar el suicidio como grave problema de salud pública, donde los estudios han apuntado a los entornos rurales como factor importante explicativo del mismo. Las tasas de suicidio más elevadas se sitúan en las zonas rurales, incrementándose estas diferencias en las últimas décadas (aquí). La explicación sin duda es multidimensional, no obstante la falta de accesibilidad es un factor clave reconocido por diferentes autores, en estos entornos existen menos infraestructura, menos recursos humanos especialistas y mayor dispersión geográfica, con lo cual este usuario tiene más barreras y por tanto se vuelve más vulnerable. Existen experiencias internacionales donde las enfermeras atienden a la población residente en zonas geográficamente dispersas con buenos resultados en salud. Por otro lado, actualmente tenemos enfermeras especialistas en salud mental con capacidad para trabajar en el entorno comunitario, sabemos trabajar desde la prevención (clave en la salud mental) y la promoción, sin duda aquí hay otra oportunidad para mejorar la respuesta del sistema y facilitar el acceso a la salud.
3. Cuidados asequibles.
Desde mi experiencia, tengo identificados dos perfiles claros a los que o bien no llegamos, o llegamos tarde: las personas cuidadoras y las personas en riesgo de exclusión social.
Las personas cuidadoras de personas en situación de dependencia conocen el sistema, lo visitan con frecuencia, pero "para el otro". Cuando ellas tienen que hacer frente a sus problemas de salud en general escuchamos: "no tengo tiempo, ¿quién cuidará de él/ella?; ¿cómo asumo los gastos de desplazamiento?, ¿más gastos en medicamentos?". De esta forma, problemas de salud no detectados o detectados y no cuidados, a menudo empeoran, y si no antes, probablemente durante el proceso de duelo por su ser querido veremos cómo su situación de salud mermará drásticamente.
El otro perfil, las personas en riesgo de exclusión social, es una realidad que como profesión y como sociedad nos debería de preocupar y mucho. A nadie se le debe negar el acceso a una atención en salud con dignidad. La pobreza y el asilamiento social limitan las capacidades de las personas, si además éstas se tienen que endeudar para acceder al servicio sanitario, difícilmente romperán la cadena de la pobreza.
Nadie debería quedar detrás, todos deberíamos implicarnos en acercar el sistema a estas personas.
Nadie debería quedar detrás, todos deberíamos implicarnos en acercar el sistema a estas personas.
4. Cuidados seguros.
En EEUU se ha calculado que la tercera causa de muerte son los errores médicos. En Reino Unido se denuncia un incidente con resultado de daños al paciente cada 35 segundos. La causa principal está vinculada a la oferta de cuidados por debajo del estándar y se relaciona con: escasez crónica de personal, especialmente de enfermeras, cargas intensa de trabajo y recursos limitados. Datos a tener en cuenta:
- Cada paciente añadido a las cargas de trabajo de las enfermeras se asocia a un incremento de la mortalidad del 7%.
- Cada paciente añadido a las cargas de trabajo enfermera - paciente incrementa los reingresos hospitalarios en:
- 9% por insuficiencia cardiaca, neumonía e infarto.
- 3% cirugía general.
- 8% para prótesis de cadera y rodilla.
- Los hospitales con buenos niveles de dotación de enfermeras experimentan un 30% menos de infecciones nosocomiales.
Si se quiere ganar en seguridad, se necesitan más enfermeras.
5. Cuidados en el momento oportuno.
La lista de espera es un problema real relacionada con complejas interacciones entre la oferta y la demanda, no es momento ahora de abordar este tema. Lo que sí ocupa en este texto es resaltar que los plazos de espera son una barrera más que generan ansiedad, angustia y frustración. Las enfermeras podemos aportar mucho a la búsqueda de soluciones, tenemos conocimiento y liderazgo para triar la entrada, coordinar el movimiento dentro del sistema y agilizar las altas. En casa, trabajamos para evitar ingresos y reducir las visitas a urgencias. La evidencia arrojada por la gestión de casos y la continuidad de los cuidados no deja duda al respecto. Ahora bien, no sólo se trata de disponer de enfermeras gestoras de casos en nuestras filas, es necesario reflexionar sobre los ratios, sin una inversión adecuada en recursos humanos no se puede esperar grandes cambios.
6. Cuidados centrados en las persona.
El usuario es el centro del sistema, la participación de las personas en su cuidado no sólo está avalado por la evidencia, sino que es un derecho humano. El paciente, y no la enfermera, es la figura de autoridad en la toma de decisiones. A nosotras nos queda acompañar y entrenar, serán ellos y ellas los que asuman la responsabilidad en salud.
¿Qué se necesita para abordar todo lo anterior? Más recursos humanos adecuadamente formados, que sepan trabajar en equipo y pongan el énfasis en la promoción y la prevención.
Las enfermeras somos la columna vertebral del sistema, estamos 24 horas con los pacientes, hay que aprovechar eficazmente este poderoso recurso. Somos capaces de identificar necesidades, facilitar el acceso y ofrecer cuidados seguros y oportunos. Tenemos la voz para liderar a favor de la salud como derecho humano.