Hace algún tiempo una compañera solicitó que reflexionara sobre ¿Qué aportan las enfermeras a las políticas de vacunación?
Este tipo de pregunta, tan amplia como apasionante invita a la reflexión, a la búsqueda, a la observación y a la introspección, por ello meses más tarde me animo a compartir algunas de las ideas claves sobre este amplio campo de trabajo para las enfermeras.
Al pensar en “proceso” de vacunación, la primera idea acude a la búsqueda de luz en las herramientas metodológicas que nos ayudan a dejar registro de nuestras acciones y por lo pragmático de la vacunación parece coherente comenzar por reflexionar sobre la intervención enfermera: manejo de la inmunización/vacunación, definida como “control del estado de inmunización (3), facilitando el acceso (2) a las inmunizaciones y suministro de vacunas (1) para evitar enfermedades contagiosas.
Cualquier enfermera que trabaja día a día en un punto de vacunación, sabe que estos 3 puntos son básicos para afrontar con calidad esta oferta de servicio:
- En primer lugar (1), necesito que el suministro de medicamentos sea fluido, que las vacunas se mantengan en nevera en condiciones ideales para su administración y que el stock me permita trabajar con comodidad. Aquí hay una enfermera que diariamente vela por todo ello.
- En segundo lugar (2), debo saber cómo captar y facilitar el acceso a la población susceptible de beneficiarse de esta oferta. Tengo que analizar las posibles alternativas para llegar a los especialmente vulnerables, esa familia que tanto me ha costado captar. Igualmente, busco el momento para poder invertir en captación activa, en llamar a las personas que según los registros están pendientes de dosis. Aquí probablemente encuentres a varias enfermeras, que atienden a diferentes perfiles de usuarios, buscando siempre la forma de que “no se escape ninguno”, es un trabajo arduo, poco visible, que invierte mucho tiempo “fuera de agenda” quizás para captar a una ó dos familias más, y esas, justo esas son las importantes. No exagero, pregunten a las enfermeras, verán sus respuestas.
- En tercer lugar (3), y cuando ya realmente tengo al usuario delante, necesito un armazón de conocimientos y habilidades regado con una importante dosis de actitud para afrontar el proceso de vacunación. Hay que saber de vacunas (y mucho), también de epidemiología, de comunicación, de educación para la salud, de entrevistas y del usuario 3.0. Qué decir de los calendarios, los protocolos y las fichas técnicas todo ello imprescindible para estar al día.
Fíjate que cuando acudimos a congresos de vacunas (normalmente excesivamente medicalizados) escuchamos ponencias sobre antígenos, adyuvantes y otros temas propios del desarrollo e investigación de vacunas y no de la práctica asistencial. Sin embargo, quienes estamos más cerca de la calle, sabemos que el reto de los profesionales de a pie es generar espacios favorables para la vacunación y mejorar las coberturas vacunales, que en Canarias y España son buenas en etapas tempranas, pero a partir de los 6 años descienden con preocupación. Y en esto reto, señalado a nivel internacional, las enfermeras tienen un claro protagonismo.
Por todo ello, agradeciendo siempre a quien realizó la pregunta inicial: ¿Qué aportan las enfermeras a las políticas de vacunación? Y desde el más absoluto respeto al resto de actores implicados en el proceso, me atrevo a decir: las políticas de vacunación se soportan gracias a la presencia de las enfermeras.
Va desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento a las enfermeras que día a día asumen la responsabilidad de administrar esa vacuna a esa persona que lo necesita.
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