Re pensando la enfermería

Espacio donde compartir mis opiniones en relación a la profesión.

lunes, 16 de mayo de 2022

Parte del equipo de trabajo del CELP

Los pasado días 10,11, 12 y 13 de mayo asistimos en la provincia de Las Palmas a las I Jornadas Científicas DIE 2022, celebradas en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria. Quiero agradecer a toda la organización el esfuerzo realizado, han sido un éxito destacando que se presentaron más de 40 comunicaciones científicas.

Comparto por aquí el discurso de apertura, una mirada personal que intenta imbricar el lema que este año propone el CIE con las acciones que desde esta provincia lideran las enfermeras, es un orgullo saber que desde nuestra peculiar ubicación en el planeta trascendemos a lo individual para aportar a la salud global. Gracias.

Un año más, la llegada del DIE es un punto de inflexión, un momento para parar, mirar atrás y proyectar el futuro. El lema que este año nos propone el CIE trasciende no sólo a nuestra individualidad sino también a nuestra profesión y nuestras propias fronteras: "invertir en enfermería y respetar los derechos para garantizar la salud global".

Invertir en enfermería es invertir en cuidados profesionales como un derecho del ciudadano y como un valor para pensar y diseñar el sistema sanitario y la sociedad de los cuidados.

Hablar de salud global, es pensar en un área de estudio práctico cuya prioridad es mejorar la salud mediante su acceso universal, con visión interdisciplinar, que da respuestas preventivas de cuidados adaptados a nivel individual y también poblacional.

El perfil de respuesta se basa en la cooperación y se centra en la atención de perfiles poblacionales vulnerables y desatendidos, garantizando un acceso igualitario a nivel sanitario para todas las personas independientemente de la nación de origen.

Más allá de las definiciones que nos ayudan a establecer el marco en el que nos encontramos, lo realmente importante es comprender que el enfoque común debe centrarse en la salud de los pueblos y más específicamente en garantizar el acceso a las poblaciones más desfavorecidas. Y aquí nuestra realidad geográfica, demográfica y social es un claro ejemplo de la importancia del “cuidado global” para el bienestar de la población. Hablo de las personas migrantes que llegan a nuestras costas, y también hablo de las situaciones de pobreza y exclusión social que según datos de 2021 siguen empeorando en nuestra CCAA.

Y por otro lado hablo desde el convencimiento de que la salud global implica cuidado global y que las enfermeras y enfermeros tenemos una visión privilegiada, por nuestra formación y por la capacidad de desarrollar y adaptar competencias a las necesidades del entorno. Hemos demostrado y seguimos demostrando que somos capaces de cuidar transculturalmente, en situaciones de emergencia sanitaria, de emergencia humanitaria, de desastres medioambientales y de conflictos armados. Porque, entre otras muchas cosas, además de ser clínicos expertos con capacidad de diagnóstico de las necesidades de la población, poseemos una capacidad asombrosa de adaptación a los múltiples contextos y ello nos permite el desarrollo de habilidades de negociación, colaboración y resolución de conflictos dentro y fuera del mundo sanitario.

Paralelamente somos la mayor fuerza del sistema sanitario, 14.500 en Canarias, la auténtica columna vertebral, que nadie lo dude, sin enfermeras no hay sistema y la población lo que seguro va a necesitar serán cuidados, cuidados que nosotras ofrecemos con profesionalidad y de forma eficiente.

Para el sistema es urgente buscar nuevas formas de respuesta, la salud de la población canaria a nivel local y global pasa por nuevas fórmulas que pivotan alrededor de la sociedad de los cuidados. La profesión en esta CCAA goza de buena salud, somos muchas, nuestro perfil es más joven que la media del estado, tenemos una buena tasa de reposición, nuestra formación es elevada y, a pesar de la dureza de estos dos años de gestión y atención de la pandemia, mantenemos altos niveles de motivación. Sin embargo y muy a nuestropesar, el sistema no nos trata bien. La mayoría de nosotras está en situación de inestabilidad laboral (60%), y las que llegamos a conseguir un contrato estable tardamos más de 15 años. Ante esta inestabilidad no estamos contentas con la gestión, demandamos planes de acogida a los centros de trabajo y también mentoría, porque queremos asegurar la calidad y la seguridad en la atención a nuestros pacientes.

Como profesión, estamos comprometidos con el sistema y con la población, el ejemplo claro es el contenido de estas Jornadas CientíficasLo que esta semana estamos mostrando al mundo no es ni más ni menos que aquello que somos capaces de aportar a la salud de la población. Porque nosotras trabajamos desde las buenas prácticas fomentando la salud global desde la lactancia materna. También apostamos por la salud escolar siempre en beneficio del sector más joven de nuestra población, sus familias y el conjunto de la comunidad educativa. Somos muy sensibles a la necesidad imperiosa de aportar nuevas fórmulas en la atención a la Salud Mental y aportamos soluciones al sistema, nuevas miradas de impacto gestionadas desde lo cotidiano y el día a día. Y como no podía ser de otra manera, la salud de las personas migrantes ocupa también un lugar destacado en nuestra agenda, porque muy probablemente sea un enfermero el primer sanitario que acoja a las personas que llegan en patera y muchos de nosotros nos enfrentamos a diario al desafío de ofrecer cuidados seguros, de calidad y respetuosos a esta población especialmente vulnerable.

Como colegio profesional y como junta de gobierno también trabajamos para buscar cada día lo mejor para la profesión, para la población y para el sistema. No somos ajenas a los problemas a los que como sociedad nos enfrentamos y sí estamos convencidas de la fortaleza de nuestras competencias para afrontarlos. Hace justo un año me comprometí con ustedes públicamente a mejorar en:

-       Formación

-       Investigación

-       Desarrollo de un observatorio de cuidados

-       Encuentros con distintos agentes sociales.

En este momento me siento orgullosa de poder decir que el equipo de gobierno, las trabajadoras del colegio y las comisiones de trabajo, han conseguido un año más tarde que aquel compromiso sea hoy una realidad. La formación que se ofrece desde el CELP no tiene precedentes. La unidad de investigación está diseñada, dotada de recursos y antes de que acabe este año tendremos un responsable al frente de la misma. La comisión de estudios profesionales ha iniciado su andadura y es algo más que un observatorio de cuidados.En lo que vamos de año 2 encuestas han visto la luz y en breve avanzaremos en conocer las necesidades de cuidados de la población canaria. Y con los distintos agentes sociales estamos trabajando, siendo un buen ejemplo las personas que nos han acompañado a lo largo de la semana. Han estado presentes en nuestras actividades científicas representantes de ayuntamientos, cabildos y gobierno de canarias en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria. Nos han acompañado representantes de otros colegios profesiones como fisioterapia o el propio Consejo Canario de Colegios profesionales con quienes compartimos reivindicaciones e iniciativas. Hemos firmado un convenio de colaboración con la IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento), el primer convenio de estas características entre la IHAN y un colegio profesional. Nos han acompañado diferentes organizaciones y sociedades científicas, algunas de ellas con un claro perfil reivindicativo que hemos apoyado por ser de justicia, en concreto las enfermeras especialistas en salud mental de Canarias que luchan por el reconocimiento de su categoría profesional.

Nos alineamos con organizaciones y sociedad poniendo en valor el cuidado profesional  desde el convencimiento de que invertir en enfermería es garantizar la salud de la población. Hoy por hoy somos una profesión compleja y sofisticada, de gran formación científico técnica, de alto nivel de cualificación, competencia y destreza y de gran capacidad de reflexión, análisis e inteligencia estratégica y operativa. Estamos de sobra capacitadas para asumir la voz y el liderazgo, hacernos cargo de altas responsabilidades, dirigir y gestionar con eficiencia. 

Invertir en enfermería no solo es justo: es, sobre todo, inteligente, útil, oportuno, necesario e imprescindible para dotarnos de un sistema sanitario que pueda dar respuesta a la ciudadanía.

Muchas gracias a tod@s.

sábado, 23 de octubre de 2021

Este mes de octubre esta siendo, al menos para mí, un periodo de intensa actividad laboral y reflexión. He tenido el honor de participar en Fuerteventura en las II Jornadas de actualización en lactancia materna con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2021 en Europa, todo ello en la misma semana en que se publica la revisión 2021 del código de ética del CIE para las enfermeras


La profesión enfermera tiene una responsabilidad ética con la población que atiende, la práctica clínica, el equipo multidisciplinar, la profesión en sí misma y la salud global. 

Desde el punto de vista de la salud global, como sanitarias valoramos la atención como un derecho humano y nos reafirmamos en el derecho de acceso universal a la atención de salud para todas las personas, conocemos la trascendencia de los determinantes sociales de la salud y trabajamos para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible. 

Como enfermera asistencial y gestora estoy convencida de que nuestras acciones cotidianas contribuyen a actuar en los problemas globales que afectan a la salud y en este caso me gustaría reflexionar sobre cómo apostando por la lactancia materna estamos contribuyendo a la salud global y al desarrollo sostenible, ya que estamos trabajando teniendo en cuenta la alimentación adecuada, la seguridad alimentaria, la pobreza, la equidad de género, la salud ambiental y la educación.

Como responsables del cuidado de la sociedad, las enfermeras y las matronas estamos convencidas de que el patrón de oro en la alimentación del lactante es la leche materna. Los beneficios nutricionales y de bienestar que la leche humana proporciona al recién nacido, su madre, las familias y la sociedad están sobradamente demostrados. Partimos siempre de la base del derecho que tiene la mujer a tomar una decisión libre e informada sobre el método de alimentación de su hijo/a. Para esa toma de decisiones, los sanitarios y las autoridades tenemos la responsabilidad de facilitar un buen acceso a la información, libre de influencias comerciales, basada en el respeto, el soporte y el apoyo a la persona y a la familia que tenemos delante. 

Cuando una mujer decide alimentar a su bebé con lactancia materna está tomando una decisión que tiene un importante impacto no sólo en ella misma y en su descendencia, sino también en la sociedad, la economía y el desarrollo sostenible. Y es que la lactancia materna es una forma natural de alimentarse que no supone coste adicional al presupuesto familiar y que disminuye el gasto social y sanitario. Proporciona durante 2 o más años nutrientes de alta calidad y puede ayudar a prevenir la desnutrición y la obesidad, mejorando significativamente la buena salud de los niños, niñas y sus madres, contribuyendo al desarrollo mental y cognitivo de nuestros hijos, ayudándoles en su aprendizaje. Todo esto dicho en el marco de un país donde 1 de cada 4 personas está en situación de pobreza o exclusión social y escrito desde Canarias, donde desgraciadamente vemos un año más cómo los datos de pobreza y exclusión social empeoran. Aquí 3 de cada 10 personas están en situación de pobreza y con dificultad para afrontar sus necesidades básicas, entre las que se encuentra alimentarse adecuadamente. Cuando se salvaguarda y se apoya la lactancia en todas las mujeres, y en especial a las que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad, se ayuda a reducir las desigualdades y se camina hacia la equidad. 

La lactancia es un derecho único de las mujeres y blindarla equivale a proteger sus derechos reproductivos y en salud, es trabajar en igualdad de género. Cuando una empresa protege a una trabajadora lactante, hace que nuestros empleos sean más dignos y contribuye a construir una sociedad más justa. Paralelamente, cuando la sociedad respeta y pone en valor las actividades de cuidado no remunerado que realizan fundamentalmente las mujeres en el hogar, y que son la base para el desarrollo y el bienestar de las familias, estamos caminando hacia la sociedad los cuidados como la base de la justicia social.

Como comunidad tenemos el reto de asegurar la protección de los más vulnerables, lo que es especialmente importante en momentos de crisis. Hemos sido golpeados por el COVID, y además de la situación sanitaria, la población española se ha visto sometida a una privación material severa en el 7% de su población. Por otra parte, cualquier situación de crisis se traduce en una auténtica pandemia de violencia contra las mujeres . Y vuelve ocurrir en todas y cada una de las catástrofes. Como ejemplo, ahora mismo en La Palma, durante la erupción volcánica, se han disparado las llamadas al 112 por casos de violencia de género. Estas situaciones deberían ocupar la agenda política de forma destacada, ya que según el informe de la iniciativa mundial sobre tendencias de la lactancia materna en España, nuestro país puntúa con un 0 en alimentación infantil durante las emergencias . Por tanto, siempre que exista una crisis, debe existir una especial atención a la situación de la mujer en general y en especial a las embarazadas, las lactantes y su descendencia, dado el claro incremento de vulnerabilidad al que se ven sometidas.

Quiero también aprovechar la ocasión para poner en valor la contribución de la lactancia a un mundo más limpio. La leche materna es un alimento natural y renovable, ambientalmente seguro. Proporciona al bebé el agua que necesita y evita la contaminación que se deriva de la producción de sucedáneos. Amamantar produce efectos positivos en la lucha contra el cambio climático dado que significa menos consumo de materias primas, menos consumo de energía y por tanto menor emisión de CO2 y de gases con efecto invernadero, menos producción de envases, menos uso de plásticos, menos degradación ambiental y menos contaminación. 

Amamantar a una hija/o es por tanto una decisión individual con gran impacto en la colectividad. Es responsabilidad de todos trabajar para que la lactancia materna sea trasversal a todas las políticas en salud.

Promocionar la lactancia materna es apostar para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Se hace necesario apoyar a las mujeres y procurar los cuidados que se necesitan para que la lactancia se instaure y se mantenga al menos durante 2 años. Hay que seguir trabajando en el desarrollo de alianzas, desarrollando acciones concretas a nivel comunitario y con la implicación de todos. 

Como enfermeras tenemos la responsabilidad de trabajar y liderar intervenciones con visión inequívoca de cuidados profesionales, porque si hay un momento vital en el ser humano en el que los cuidados han sido protagonistas y con influencia en el presente y futuro de nuestra especie, ese es el parto y la lactancia.

sábado, 5 de junio de 2021

 

El pasado 12 de mayo e 2021 el Colegio Oficial de Enfermería de Las Palmas (CELP) celebró, en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, la Jornada de Enfermería "una voz para liderar - una visión de futuro para la atención de la salud".

Comparto aquí la bienvenida y reflexiones de inicio de la jornada:


Queridas compañeras, queridos compañeros, bienvenidos y muchas gracias por su presencia esta tarde aquí para reflexionar sobre “una voz para liderar, una visión de futuro para la atención de la salud”. 

Este año el CIE nos propone este lema y desde el CELP nos hemos hecho eco a través de este espacio de reflexión y encuentro entre enfermeras de diferentes ámbitos y otros grupos de interés.

Sin duda, el liderazgo de las enfermeras en el que probablemente haya sido el año más difícil de nuestras vidas ha sido palpable. Nuestra presencia en esta pandemia ha supuesto la protección de la población, hemos trabajado y estamos trabajando para salvar vidas. Algunos ejemplos que acciones realizadas por el sistema e impensables sin nuestra presencia han sido:

  • La realización de todas las pruebas necesarias para la detección del virus: PCR, test antígenos, etc.
  • La realización de las labores de rastreo.
  • Las labores de prevención y control de los brotes por COVID 19 en los centros socio – sanitarios y de mayores.
  • El cuidado a pacientes positivos en sus casas, en recintos especialmente habilitados para ello, en las plantas de hospitalización, en las UCI.
  • El cuidado a pacientes migrantes. Hemos atravesado la mayor crisis humanitaria conocida en nuestro entorno y las enfermeras todos y cada uno de los días han estado atendiendo a estas personas.
  • Y actualmente llevando adelante la más importante campaña de vacunación conocida hasta el momento en nuestro entorno.
Y todo lo anterior, sin dejar de atender al resto de nuestras responsabilidades, porque estas actividades se “suman” a nuestra labor habitual.


Lo verdaderamente relevante de toda esta actividad ingente de cuidados que hemos liderado este año es que lo hemos hecho porque lo sabemos hacer, porque forma parte de nuestras competencias profesionales, de nuestro conocimiento.

Todas estas acciones se basan en la relación enfermera – paciente, sobre la que siempre ha pivotado nuestro verdadero poder, eso que podemos conocer como la gestión de lo cotidiano. Esa relación con el paciente y el entorno, compuesta de pequeños gestos, de observación, de escucha, de apoyo, esa relación de cuidados que sostiene la vida.

Esa relación, que hasta el momento ha transitado en la sombra, la epidemia por SARS – CoV - 2 la ha puesto en agenda, porque lo habitual y rutinario para nosotras se ha transformado en la base para “parar” la epidemia. Y las enfermeras, que somos la mayor fuerza del sistema sanitario, hemos dado un paso adelante, hemos actualizado nuestros protocolos según la mejor evidencia disponible y hemos participado de los resultados en salud de esta provincia, como después nos contarán algunos de nuestros ponentes.

Habitualmente escucho o leo sobre la necesidad de “empoderarnos como profesión”. Hoy, sin embargo, quiero hablar del poder de nuestra profesión, hablar del poder de nuestro conocimiento, de nuestra competencia profesional, del poder que nos otorga ser el colectivo profesional más numeroso del sistema sanitario. Quiero hablar también de la importancia de que cada una de nosotras ejerza ese poder en el día a día, asumiendo la responsabilidad de liderar el cuidado allí donde se realicen nuestras actividades, con visión crítica y haciéndonos escuchar.

No me queda la más mínima duda de que la fuerza está en la base, sólo unidas y desde la firme convicción de trabajar haciendo siempre lo mejor encontraremos la clave para la mejora del sistema sanitario.

Nadie, insisto nadie, podrá impedirnos hacer y hacer bien la esencia de nuestro trabajo: CUIDAR DE LAS PERSONAS.

Y como la propuesta que les traigo, es que cada una de nosotras haga lo mejor que pueda hacer allí donde esté, esta Junta de Gobierno que tengo el honor de presidir, se compromete con aquello que sí podemos hacer:

  • Potenciar la formación de las enfermeras de Las Palmas.
  • Potenciar la investigación en cuidados.
  • Realizar una observación de los cuidados que nos permita emitir y dar a conocer los informes pertinentes sobre la necesidad de incrementar y dar estabilidad a las enfermeras en los entornos socio – sanitarios.
  • Contaremos a los distintos agentes sociales nuestra realidad, nuestras carencias y la importancia de que te cuiden, y te cuiden bien, con calidad y con seguridad.

Estamos convencidas de que nuestra forma de entender el mundo, con nuestra visión y nuestro método de cuidados, amplio, sistemático, ordenado y que efectivamente pone al paciente en el centro para poder atenderlo en las mejores condiciones, ese método es una de las herramientas que el sistema necesita para abordar esa gran ola que llegará después del COVID. Esa ola que desgraciadamente nos traerá más cronicidad, más fragilidad, más dependencia y más soledad.

Nosotras, que representamos el equilibrio entre la ciencia y la conciencia, podemos aportar una nueva estación de conocimiento para la transformación del sistema sanitario.

Los enfermeros y las enfermeras, que tenemos la responsabilidad compartida de salvaguardar el derecho a la salud, entregamos a la ciudadanía el legado de nuestro conocimiento. Este es nuestro poder, esta es nuestra fuerza para liderar el futuro del sistema sanitario.

Gracias a tod@s.

 


Si además quieres ver un resumen de la Jornada, aquí te dejo un vídeo: 


https://m.youtube.com/watch?v=AeH0EM86wsg 

domingo, 21 de marzo de 2021


Hace ya algo mas de dos años, un grupo de enfermeras y enfermeros nos unimos para impulsar un Colegio Profesional distinto en la provincia de Las Palmas. Nos ilusionaba pensar que había otra forma de potenciar la profesión, de mejorar las condiciones de trabajo y de abrir el Colegio al siglo XXI.

Dos sentencias judiciales más tarde, y todo un proceso participativo mediante,  estamos ante el reto de transformar el Colegio de Enfermería de Las Palmas en lo que los profesionales quieren y esperan, y lo que, creo firmemente, la población necesita. 

Han sido dos años de trabajo ingente, de esfuerzo y dedicación. Hoy estamos convencidas de que ha valido la pena, porque hemos conseguido que la profesión sea convocada a un proceso electoral. En el último momento,  a menos de 24 horas de abrir las mesas electorales, nos encontramos con un giro de timón inesperado, la candidatura de continuada se retira del proceso. Como consecuencia, el proceso electoral concluye y la nueva junta directiva ya ha comenzado a trabajar

Ahora toca construir el Colegio en el que caben todas y todos, la casa común que defiende el presente y el futuro de la profesión. Construyamos, entre todas, el Colegio del que nos sintamos orgullosas.

Estoy convencida de que las cosas se pueden cambiar con trabajo, compromiso y honradez. GRACIAS a todas las personas que han contribuido al cambio, y a todas las que seguirán haciéndolo.









sábado, 5 de septiembre de 2020

Reunión con personas claves en la estrategia de cuidados: noviembre de 2019
Hace alrededor de un año acepté uno de los mayores retos de mi carrera profesional. Con honestidad digo que nunca pensé en que algún día sería nombrada Directora de Enfermería, son de esas cosas con las que no cuentas y menos cuando has orientado tu carrera profesional por otras líneas, que ahora mismo no vienen a cuento.

Me comprometí con un proyecto cargado de valores que siempre he mantenido en rojo en mi pizarra y he compartido cada día con mi equipo.

Se sumaron al proyecto gente fantástica, algunas las conocía de otras etapas, otras fueron apuestas para el cambio, todas son profesionales implicadas con la gente y con la profesión, y lo realmente asombroso ha sido su capacidad para trabajar en equipo. No exagero un ápice si digo que encajaron a la perfección, se trasformaron en un equipo capaz de convertir un folio en blanco con líneas generales de “hacia dónde vamos” en auténticos proyectos de mejora. En menos de un mes teníamos nuestra estrategia de cuidados, transversal a todas las acciones de la empresa, que nacía para ser construida con las personas claves, la gente que cuida cada día desde los centros de salud.

Por el camino llegó una pandemia, la mayor crisis sanitaria y social del último siglo, y en ella llevamos trabajando sin descanso desde enero. El 30 de enero por la tarde me enteraba del primer positivo por COVID en España, en La Gomera. El 31 ya estábamos llamando a Pino González, enfermera con experiencia en más de 19 emergencias sanitarias, en ese momento comenzamos a prepararnos ante la pandemia. A Gran Canaria llegaron los casos más tarde, pero desde el minuto cero arrancaron los motores del proyecto que ocuparía mi vida en los últimos 8 meses. Ha sido un tiempo sin descanso, incontables las horas diarias de lunes a domingo, con la fortaleza de un equipo que apuntala, que suma, que empuja, que se hace presente y son la fuente de inspiración para llegar cada día “renovada” al trabajo. 

No negaré los momentos de flaqueza, las lágrimas que me he bebido cuando veía llegar a los profesionales exhaustos a la base, la rabia que he sentido en momentos concretos, probablemente lo que más ha socavado el ánimo ha sido la narrativa de la situación indigna de la atención a las personas migrantes, y mi propia impotencia al no poder ofrecer la respuesta que los/as profesionales demandaban, porque tienen razón, porque la sociedad ve un mapa y este personal  cada día pisa el territorio, y pisan fuerte, dando lo mejor a cada paso.

Hemos gestionado una parte de la Epidemia y la hemos gestionado con E de Enfermera/o. Por favor, que nadie se ofenda, todos han sido importantes y necesarios, los equipos siempre se proyectaron con visión multidisciplinar  y he sido la primera en apostar por “fichar” a múltiples categorías profesionales, nunca Atención Primaria de Gran Canaria ha tenido en sus filas a tantos técnicos en cuidados  auxiliares  de enfermería, auxiliares administrativos, fisioterapeutas, celadores, matronas, conductores y un largo etcétera.

Ahora bien, me despido con el corazón lleno de amor, amor por la Atención Primaria y por la profesión que represento, la profesión del cuidado. He visto a las enfermeras crecer y desarrollar procedimientos impecables para el rastreo, para la toma de muestra de PCR, para el estudio de seroprevalencia, para mantener los cuidados tanto presencial como telefónicamente, a lo COVID y a lo NO-COVID. Las he visto adaptarse en tiempo récord a la nueva normalidad, se han formado, han gestionado, han liderado, han hecho lo que mejor saben hacer: cuidar, también  en tiempos de epidemia.

Estoy segura que todos estos profesionales sanitarios que se han volcado en cuidar a la población no solo han contribuido a contener la epidemia, sino a mantenernos en unas de las mortalidades más bajas de España. Según el Instituto Nacional de Estadística, la sobremortalidad acumulada en lo que va de año (respecto al año anterior) se sitúa en un 3,89% en Gran Canaria frente al 17,5% a nivel nacional. Me llama la atención, por ejemplo, que podamos tener mejores cifras que Asturias, que se ha caracterizado por un gran control de la COVID y tiene una trayectoria destacable en la promoción de la salud, los autocuidados y el manejo de la cronicidad. Toda la estrategia de cuidados, la proactividad en las llamadas a personas identificadas como vulnerables, tanta implicación profesional y tanta humanidad tiene mucho que ver con estos notables resultados en mortalidad.
Estos profesionales también me han cuidado, han estado todas y todos a una, en esta segunda ola no han dudado en descolgar el teléfono y ponerse a disposición: "para lo que necesites", la frase que más he escuchado en este agosto de 2020. Nunca podré agradecer lo suficiente, nunca sabrán lo que ha supuesto para mí saber que contaba con esta fuerza imparable, impagable.

Me voy con humildad, consciente de errores y aciertos, tranquila, en Paz. Segura de que es lo mejor en este momento, con vocación de servicio, con ganas de ofrecer cuidados allí donde la vida me lleve, allí donde se considere que puedo aportar.

Sólo puedo dar las gracias, todo este esfuerzo ha sido una gran oportunidad, he aprendido, he crecido y ahora sé que seré mejor enfermera, porque he ampliado el campo de visión, porque lo he visto desde el otro lado y  he sentido la responsabilidad de proyectar cuidados para más de 800.000 personas. 

Nos vemos en la brega, remando, sumando, cuidando. 




domingo, 10 de mayo de 2020

Llevo meses sin pasar por aquí, realmente pienso y repienso la enfermería a diario, no siempre la vida me permite plasmarlo en unas líneas. Intento compartirlo con quienes me rodean, incluso en este momento de ajetreo vertiginoso al que nos ha abocado la emergencia sanitaria por la pandemia COVID - 19.

Hoy me permito parar, la ocasión lo merece, quiero conectar conmigo y con mis valores esenciales en relación a la profesión de la que formo parte. Acabo de llegar al despacho, es domingo 10 de mayo y son las 13:45 horas. Vengo de estar con enfermeras que están hoy trabajando en primera línea, y que mañana volverán, en esta ocasión formarán a sus compañeras para adaptarnos a las nuevas realidades, a los nuevos protocolos. Me han hecho pensar, y repensar, y lo agradezco. ¿Hacia dónde vamos? hacia un mundo que necesita salud y cuidados, éste es nuestro mundo y para ello la sociedad y el sistema necesita re-situarse, porque lo que era antes ya no es y nunca volverá a ser.

En mi opinión, con los años de experiencia y peinando canas (ahora más que nunca) las líneas básicas pasan por: refuerzo en personal; más presencia de cuidados en la toma de decisiones e inversión.

1. Refuerzo de enfermeras, matronas y auxiliares de enfermería. Hacer más con lo mismo no se puede, llevar a la población hacia la Salud es un auténtico reto, siempre presente y ahora magnificado por la actual situación sanitaria donde la inequidad se dispara, preocupa toda la sociedad y en especial los vulnerables, que necesitan cuidados y cuyos flujos de llegada al sistema sanitario serán dispares porque no todos dispondrán de los mismos recursos, esto es inaceptable desde el punto de vista ético, político y social.
Tanto en la emergencia sanitaria como para dar continuidad a la asistencia habitual dentro de esta desescalada, nueva normalidad o cambio de paradigma (como prefiero llamarlo) se necesitan más profesionales, y los perfiles a mi juicio están claros: hablamos de cuidados.

2. Más presencia de cuidados en la toma de decisiones sanitarias: liderazgo y gestión. El "lenguaje llano de cuidados" que contacta con la población, se soporta en el "cuidado profesional" que aporta la profesión enfermera a la sociedad. Este lenguaje y su narrativa debe formar parte de las mesas de debates y toma de decisiones, de los comités de expertos. Es básico, si la sociedad necesita ser cuidada, que el experto en cuidados asesore sobre la mejor forma de hacerlo. De la otra manera es "contra-natura", no puede ser que sobre una decisión tomada se tenga que "repensar" cómo traducir al lenguaje de los cuidados, esta cuestión que puede pasar desapercibida es clave para que el sistema fluya y la población reciba lo que legítimamente le pertenece.
Soy consciente de que este punto requiere de madurez, profesional (que existe) y también social y cultural: son muchas las barreras y prejuicios, también los techos de cristal socioculturales, económicos y del propio sistema sanitario.  Igualmente digo, como profesión tenemos la responsabilidad de estar, de buscar oportunidades y de mirar más allá.

3. Inversión. No sólo se trata de contratar personal, se trata de invertir en:
  • Formación especializada: más plazas, más perfiles, más creatividad,  nuevos ámbitos donde desempeñar su labor, normativa que permita su contratación, y todo lo anterior sin descuidar al resto.
  • Formación continuada: más allá de lo virtual es necesario invertir en la tutorización, en la adquisición de competencias para los nuevos retos a los que se enfrentan generalistas,  especialistas y de práctica avanzada. Con criterio de seguridad, como siempre, pero en terreno, donde se aprende y se mejora.
  • Infraestructura: trabajar bien requiere de espacios y dotación. También de flexibilidad horaria y plasticidad, aquí tendremos que sumar esfuerzos todos y todas, porque nada volverá a  ser como antes, ni en el sistema sanitario ni en el conjunto de la sociedad, un ejemplo claro: ¿volverá la escuela a ser como era?; ¿volverán nuestros hijos e hijas a las aulas en las mismas condiciones que en enero?; ¿será necesario pensar en nuevas fórmulas?
  • Promoción, prevención y trabajo comunitario, en todos los ámbitos y especialmente en la Atención Primaria. Fomento del autocuidado y la educación para la salud, muchos de nuestros pacientes han caído en el "descuido" por la alarma sanitaria, tendremos que seguir combatiendo la creciente demanda por las enfermedades no transmisibles: tabaco, alcohol, dietas malsanas, actividad física insuficiente. No nos olvidemos de la salud mental y del impacto que esta epidemia está teniendo en nuestra población, los estilos de vida saludables son un pilar fundamental para salir adelante.
Todo lo anterior requiere de inversión, insisto más con lo mismo no se puede. Y sí, estamos llevando el mundo hacia la Salud, con muchas dificultades, nada nuevo, este es nuestro mundo y a mí personalmente me gusta pensar que cada día trabajo para cambiarlo.

Feliz Día Internacional de la Enfermera y la Matrona. Gracias a todas/os por estar, por sumar, por sacar esto adelante, por mi parte tienen el compromiso de que seguiré trabajando incansablemente por "nuestro mundo".


sábado, 30 de noviembre de 2019

Perfil sanitario nacional 2019. OCDE

Saber lo sabemos, porque lo vivimos y me atrevo a decir que en algunos casos lo sufrimos como profesión y como sociedad. Que la OCDE lo incluya en sus informes no es nuevo, y como parece que lejos de solucionarse se cronifica, merece la pena parar unos minutos a reflexionar sobre por qué la contratación de enfermeras debe ser una prioridad en la política sanitaria.

Cierto es que el número de enfermeras ha mejorado algo en los últimos años, pasando de una ratio de 5,2 enfermeras por cada 1000 habitantes (según  informe OCDE de 2016) a 5,7 en la actualidad, números muy alejados de la media europea que se sitúa en 8,5 enfermeras por cada 1000 habitantes.

Ahora bien, la situación española es especialmente grave, ya que muchas de esas enfermeras se encuentran en una situación de inestabilidad laboral, con contratos temporales y a tiempo parcial, lo que se traduce en una importante rotación del personal dentro del sistema sanitario, cuestión que va diametralmente en contra de la continuidad de la atención, tan necesaria para ofertar un buen servicio de calidad.

Y no, no estoy exagerando, si una enfermera hoy está una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y mañana está en una consulta de pediatría en Atención Primaria, por más que ella quiera estar muy formada y ser muy competente, la calidad de sus cuidados se merma, porque no tiene continuidad, no conoce al usuario ni el entorno en el que se desenvuelve, y porque para pasar de principiante a experta se necesita tiempo, saber y saber hacer y el hacer nos lo da el día a día. 

Ésta, por tato, es la fotografía de la estructura de nuestros servicios sanitarios en relación al personal de enfermería: peores ratios, contratación inestable y alto nivel de rotación de los profesionales. Veamos ahora la imagen de la población que se atiende, sus necesidades de cuidados y los resultados en salud obtenidos hasta el momento.

España tiene la esperanza de vida más elevada de la Unión Europea (UE). Las personas de edad constituyen un porcentaje cada vez mayor de la población, casi uno de cada cinco españoles (19%) tienen 65 o más años y la previsión es que antes de 2050 sea uno de cada tres (36%).

Paralelamente, casi el 60% de las personas de más de 65 años padecen una o varias enfermedades crónicas y al menos uno de cada cinco padece alguna limitación para las actividades de la vida diaria (AVD), lo que puede requerir algún tipo de apoyo para el autocuidado. El incremento de las personas de edad, la patología crónica y la discapacidad añade presión al sistema sanitario, lo que estas personas necesitan son cuidados y previsiblemente durante un largo periodo de tiempo.

En relación a la mortalidad, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares siguen siendo las principales causas de muerte. Encabezan la lista también patologías como el cáncer de pulmón, el cáncer colorrectal y la enfermedad obstructiva crónica (EPOC), y llama la atención por incremento drástico, la mortalidad por enfermedad de Alzheimer.

Más de un tercio de estas muertes pueden atribuirse a factores de riesgo por comportamientos, donde destaca el consumo de tabaco, los riesgos asociados a la alimentación, el consumo de alcohol y la poca actividad física. Las cifras de tabaquismo en los adultos son superiores a la mayoría de los países de la UE, por otro lado la obesidad es un problema que va en aumento en nuestro entorno.

Todo lo anterior se cuida, algunas veces desde la promoción de la salud, otras desde la prevención y casi siempre desde el apoyo en el autocuidado. En nuestro sistema, corresponde la prestación de cuidados a los enfermeros, y las competencias básicas y avanzadas al respecto han quedado claramente descritas en la regulación de las especialidades, pongamos como ejemplo la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria

Esta demanda de cuidados a la que nos estamos enfrentando, y que va en aumento, supone un alto nivel de exigencia para la Atención Primaria, ámbito asistencial que en los últimos años gana en resolutividad pero no en enfermeras en la misma proporción. Tanto es así, que el Marco Estratégico para la Atención Primaria, se plantea como objetivo a medio plazo incrementar el número de enfermeras contratadas de tal forma que se llegue a un médico/a - un enfermero/a por cada cupo de atención. Lo anterior, además de parecerme pobre por definición, ya que la necesidad de cuidados no depende de ninguna categoría profesional, sino de realidades en función del GMA, los determinantes sociales, el envejecimiento o la dispersión geográfica; también me parece utópico de momento, puesto que este ambicioso marco ve la luz en abril de 2019 y a las puertas del 2020 sigue sin asignación presupuestaria que respalde su aplicación.

Por tanto, se necesita una planificación estratégica y también inversión en el sistema sanitario. La población necesita cuidados, la demanda va en aumento y la sostenibilidad del sistema está en peligro.

La profesión clave, con competencias definidas y capacidad de resiliencia para aguantar este impacto en el sistema, es la profesión enfermera. Urge una planificación estratégica desde las políticas sanitarias.




miércoles, 10 de julio de 2019

Noticias como las de ayer:  "Hayan dos hermanos muertos en una casa de La Isleta" me ocupan de forma especial. Los que me conocen más, pensarán que es por mi vinculación con el cuidado del mayor, las personas cuidadoras y el centro de Salud Puerto - Isleta, donde inicié mi andadura laboral como enfermera gestora de casos.


Pero realmente no es así, es preocupante que la gente de edad muera sola en su casa y que como sistema, se tarde incluso 2 semanas en encontrar los cuerpos sin vida de una persona en situación de dependencia y de la persona que lo cuidaba, en ese caso su hermano menor. También da que pensar una situación en la que durante dos semanas nadie "te eche de menos", una sociedad en   el que las personas son tan anónimas que desapareces y nadie se entera, todo esto contextualizado en un entorno como el barrio de La Isleta, un lugar a mi juicio con arraigo y donde realmente vas por la calle y la gente del lugar se conoce.


Me produce inquietud especialmente porque tenemos un problema con el envejecimiento,  según el último informe INSERSO de las personas mayores, las personas de 65 y más años en este país representan casi el 19% de la población, frente al 11% del año 1981. La estimación apunta que el envejecimiento seguirá creciendo hasta llegar a 15 millones de personas mayores en 2060, lo que supone el 18% de la población Española. A ésto se suma el envejecimiento del envejecimiento: los mayores de 80 años en 2015 suponía el 1.7% de la población, estimándo en 2060 el 5.3%.

Con respecto a Canarias, los datos informan de que somos de las comunidades autónomas con más incremento de población envejecida:



Siguiendo el mismo informe, el 40% de las personas mayores de  65 años viven sólas en este país, de ellas casi el 30% son mujeres, muchas viudas, con menos apoyo social, menos recursos económicos y menos capacidad de compra (por vivir en España, sólas y ser mayores de 65 años).


Después tenemos la situación de salud, los sanitarios hablamos de cronicidad, la ciudadanía habla de cómo perciben su salud. De forma positiva a partir de los 65 años sólo la mitad de los hombres y el 39% de las mujeres; los mayores de 85 años, sólo el 36% de los hombre y el 26% de las mujeres perciben su salud de forma positiva. Las causas más frecuentes de discapacidad se asocian a las deficiencias sensoriales, el dolor, la EPOC, los cuadros depresivos, la diabetes, el deterioro cognitivo y la artosis. Lo anterior tiene impacto en la capacidad para autocuidarse, y ello supone que el 20% de los mayores de 65 años tenga alguna limitación en las actividades de la vida diaria básicas, lo que se dispara hasta casi un 54% de los mayores de 85 años.


Vivimos más años, con peores condiciones de vida, necesitamos que nos cuiden y sin embargo cada vez estamos más solas/os.


Sin duda, se necesitan políticas sanitarias y sociales a nivel autónomico y de la administración general del Estado para dar respuesta a esta realidad. La situación requiere de análisis e inversión en el sistema sanitario y social, además de la coordinación entre ambos. Quizás sea el momento de pensar en nuevas formas para dar respuesta a las necesidades de las personas de edad, la soledad y sus cuidados.
Por la parte que me ocupa, estas personas necesitan cuidados profesionales, éstos los ofrecen y planifican las enfermeras y así lo reconoce la LOPS en España. Sin embargo, aunque nuestra demanda como profesionales aumenta (más mayores con más necesidad de cuidados) seguimos estando a la cola de los ratios de profesionales de enfermería por población en  España y en Canarias.

 Ahora, que parece llegan vientos de cambios, nuevos proyectos y nuevas formas de planificar el futuro, espero que las enfermeras entre en la agenda política y social como merecen, y realmente se nos ofrezca la oportunidad de hacer con garantías de calidad aquello para lo que nos hemo formado: cuidar, también a las personas de edad y en la soledad.

#EnfermeriaVisible

#NursingNow


Desde este blog apoyo al colectivo #MasEnfermería, aquí puedes conocer y apoyar el proyecto.

Nota: la imagen que encabeza la entrada corresponde a la noticia publicada en el periódico Canarias 7 el día 9 de julio de 2019.

martes, 7 de mayo de 2019


Celebramos el Día Internacional de la Enfermera y el Consejo Internacional propone examinar la voz de las enfermeras desde el punto de vista de la Salud para Todos.  
Salud para Todos, como nos recuerda insistenteme la Organización Mundial de la Salud (OMS) significa "Salud para todos y todas en todas parte.” En este contexto, implica no sólo la disponibilidad de servicios sanitarios sino el estado completo de salud física y mental que permite que la persona  lleve una vida social y económicamente productiva1 . Paralelamente, la  Equidad en salud nos habla sobre la necesidad de que todas las personas pueden desarrollar su máximo potencial de salud independientemente de su posición social u otras circunstancias determinadas por factores sociales.
Por tanto, y si el objetivo es la salud para Todas las personas, el reto sería  trabajar en equipos trans-disciplinares en un sistema sanitario que considere los determinantes sociales, económicos y culturales, de tal forma que se mitiguen las desigualdades en salud.
Esto, que puede sonar a teórico o filosófico, realmente no lo es. Si usted es enfermera/o  ó sanitaria/o, puede hacerse la siguiente pregunta: ¿crees que los cuidados que ofrece la institución en la que trabaja llegan a todas las personas?, ¿crees que llegan a las personas que más lo necesitan? Sin duda, existen muchos desafíos para llegar a un sistema con estas características y entre ellos destacan:
  • Prevención y atención de enfermedades no transmisibles.
  • Cuidados que añaden valor, sistema sostenible.
  • Enfermedades transmisibles y salud pública.
  • La salud de las personas migrantes.
  • Una Salud Mental asequible.
Veamos cada uno de ellos con detalle:
DESAFÍO 1:Prevención y atención de enfermedades no transmisibles 


Si has trabajado en España, Canarias en mi caso, en los últimos años ambos sabemos que no llegamos a todas las personas y que existen casos que “nos tocan” especialmente por su vulnerabilidad. Sin embargo, es posible que estos casos sean la punta del iceberg, ya que según el último informe AROPE  el 26,6% de la población española se encuentra en riesgo de exclusión social, 3 de cada 10 personas en este país sobreviven a duras penas en condiciones dignas, son fundamentalmente mujeres con estudios, hijos y en algunos casos con “trabajo” precario y mal pagado. Esta es la cara de la pobreza en nuestro entorno y Canarias es la segunda comunidad con mayor tasa de pobreza y exclusión social.

La pobreza genera desigualdad, ésta afecta directamente a la salud. Las enfermedades crónicas, fruto de los estilos de vida, se han trasformado en epidemia siendo responsables del 71 % de la mortalidad mundial, una amenaza real para la salud de la población. Las personas que viven en pobreza tienen más riesgo de fallecer por enfermedades crónicas o no transmisibles.
Aquí tenemos un desafío que requiere evolucionar del modelo vicario biomédico,  enfoque que  “desenfoca” la necesaria inversión para el abordaje de los determinantes sociales y el fomento de estilos de vida saludables.  El sistema necesita centrar la atención en el usuario, invertir en promoción y en prevención de la salud, una Atención Primaria (AP) fuerte (con más recursos) y acciones multisectoriales.
La AP fuerte orienta la salud desde la equidad, trabaja en equipos multidisciplinares, lidera la colaboración multisectorial y comprende la salud desde el bienestar positivo. Aquí la población encontrará enfermeras suficientes que coordinan sus cuidados, invierte tiempo en la promoción de la salud (en agenda), también en prevención y siguen los procesos de cronicidad. En algunos casos, además tendrán el apoyo de una gestora de casos, que orientará a través del sistema a la familia, y entre todos intentarán que las personas permanezcan bien cuidadas en el entorno. 
DESAFÍO 2: Cuidados que añaden valor, sistema sostenible.


La cobertura sanitaria universal supone una atención en salud de alta calidad accesible para todas las personas a un precio asequible para el consumidor y para el país. Ello implica un cuidado adecuado, en el momento adecuado, por el proveedor adecuado, sin despilfarro de recursos y sin dejar a nadie detrás.
No cabe duda que es todo un reto para la sostenibilidad del sistema, más considerando que el gran caballo de batalla está en las enfermedades crónicas y sabiendo que la promoción de hábitos de vida saludables es realmente difícil.
Una propuesta con impacto directo en resultados son los cuidados centrados en las personas, a lo largo de todos los ámbitos de atención, independientemente de la situación de salud y en todo el ciclo vital.
La idea es centrarse en las necesidades, según las opiniones de los usuarios y alejarse de los sistemas que exclusivamente se centran en la demanda “médica”. Se habla en este caso de acciones básicas y poco costosas, tales como: 
  • El usuario en el centro.
  • Intervención en todo el ciclo de salud - enfermedad y no sólo en el tratamiento.
  • Reorganizar los cuidados en unidades integradas, no por especialidades médicas patológicas.
  • Atención multidisciplinar e innovación en cuidados.
  • Sistemas de medición adaptados a los cuidados, evaluación e implementación de mejoras.
Lo anterior necesita más AP, mejor coordinación entre ámbitos,  profesionales formados con recursos adecuados, colaboración y consulta a la comunidad.

Mención especial merece la información que se comparte para la continuidad en la atención. Es básica por la seguridad del paciente, la coordinación y la eficiencia. Paralelamente, esta es la información que se necesita para observar resultados, establecer evaluación e implementar mejoras. La información que las enfermeras actualmente están registrando en las historias de los usuarios son de un valor incalculable, máxime si el registro ha sido sistematizado. Aquí la profesión dispone de herramientas tan valiosas como los criterios de resultados en salud (NOC), que bien utilizados, pueden revolucionar el sector salud y contribuir a la mejora del sistema sanitario.

DESAFÍO 3: enfermedades transmisibles y salud pública.

Otro aspecto a trabajar son las emergencias en Salud Pública. Ninguna epidemia es local, no sabemos dónde surgirá la próxima, aunque trabajamos con la absoluta certeza de que ocurrirá y con la incertidumbre  de saber si contamos con un sistema de Salud Pública fuerte y resiliente.

Diariamente las noticias nos hablan de epidemias, últimamente de  Sarampión o Ébola. ¿Cuánto crees que tardará en moverse por el mundo? Dependerá de las horas de vuelo, después sólo necesitas población susceptible, sistema sanitario debilitado y limitación en la inversión en salud, del resto ya se encarga el patógeno.
El personal sanitario de primera línea, y en concreto las enfermeras, ocupan un lugar central en la detección y cuidados de las enfermedades transmisibles, así lo demuestran la documentación sobre epidemias devastadoras como el Ébola de 2014 o la gripe de 1918.
Los servicios sanitarios son esenciales y siguen funcionando durante una crisis, por tanto, la capacitación y protección del personal antes (más que durante) debería estar garantizada por el sistema. Un entorno seguro para el personal y el paciente genera confianza y mejora la perspectiva de resultados positivos.
            Las enfermeras aportan:
  1. Buenas prácticas en seguridad del paciente y control de infecciones en todo momento.
  2. Inmunizaciones: estar inmunizadas y fomentar la vacunación en el entorno a personas susceptibles.
  3. Detección temprana de acontecimientos inusuales: somos el colectivo sanitario más numeroso y quién más tiempo pasa al lado de los usuarios.
  4. Capacidad para la planificación y simulación ante un posible brote, lo que ha quedado demostrado con las crisis Ébola de 2014 y gripe A de 2009.

Por otro lado, también existen asuntos pendientes, como la formación con visión salubrista y el liderazgo ante eventos no esperados. El sistema necesita evaluarse para identificar sus fortalezas y debilidades ante una posible epidemia que sabemos llegará. Si identificamos aspectos de mejora y potenciamos líderes con conocimientos y capacidades para sostener los cuidados ante una amenaza, el servicio se comportará de forma resiliente y ofrecerá buenos resultados.
Un último apunte en este desafío: para todas las personas. La cobertura sanitaria universal minimiza los riesgos en materia de seguridad global. La población se acerca antes al sistema cuando “no tiene miedo” ni barrera financiera, ello facilita la detección precoz. La confianza en el sistema hace que acudas ante los primeros síntomas, además de facilitar la adhesión al plan terapéutico. La salud global debe fundamentarse en los cuidados de calidad y no en el miedo. 

DESAFÍO 4: la salud de las personas migrantes.


Las personas migran por múltiples razones: pobreza, conflictos, ausencia de derechos, discriminación o falta de acceso a un trabajo digno. La llegada al “destino” en muchas ocasiones implica exclusión jurídica, económica y social, en algunos casos también discriminación, explotación, malnutrición y acceso limitado o inexistentes a los servicios esenciales de salud.
Ciertamente, las personas que migran suelen ser personas sanas, lo que está bien documentado en la literatura y los mayores niveles de vulnerabilidad se encuentran en las personas de edad, los/as niños/as y las mujeres, víctimas en múltiples ocasiones de violencia sexual durante el trayecto, por lo que llegan embarazadas o con recién nacidos al destino.
La igualdad de acceso a la atención de salud es un derecho humano, tenemos la responsabilidad ética y moral de garantizar el acceso a las poblaciones más vulnerables.
Es probable que una enfermera sea el primer sanitario que encuentran estas personas al llegar al sistema, nuestra oferta de cuidados será digna, sensible a la cultura y al género. Además, tendremos el reto de generar confianza y establecer relaciones de apoyo para facilitar el movimiento por el sistema y la coordinación de los cuidados. A otro nivel estarían las políticas para facilitar el acceso y trabajar por unos objetivos de salud global. Aquí, nuestros “representantes” deberían estar trabajando como mínimo en:
  • Trabajar la salud de las personas migrantes en las agendas autonómicas y nacionales, promocionando políticas sensibles con protección jurídica y social.
  • Establecer sinergias con las acciones desde la Salud Pública a corto y medio plazo.
  • Participar en el empoderamiento y la igualdad de género en las niñas y mujeres migrantes.
En definitiva, que la profesión enfermera entre en la agenda política y participe de las mejoras para la salud de las personas migrantes. Las/os enfermeras/os ocupan un lugar central en la consecución de la Salud para Todos, es necesario ampliar los horizontes de mira y evolucionar dentro de nuestras estructuras arcaicas, muy alejadas del liderazgo necesario.
DESAFÍO 5: Una Salud Mental asequible.


El acceso a servicios de salud mental de calidad y asequibles está en crisis. La OMS estima que dos tercios de la población con problemas de salud mental conocidos nunca busca ayuda. El estigma, la discriminación y el abandono impiden que los tratamientos lleguen.  En los países con un nivel de renta alta, sólo una de cada cinco personas con síndrome depresivo reciben tratamiento adecuado (2). Si a lo anterior se suma las listas de espera para acceder a las unidades de salud mental,  estimo suficiente la justificación para afirmar que esta terrible situación requiere de inversión, ya que se está hablando de la mayor causa de discapacidad en el mundo.
Partimos de la base de que las enfermedades mentales son consideradas dentro del enfoque de la cronicidad y que los determinantes sociales tienen un alto impacto en las mismas. Además, pueden aparece en cualquier momento del ciclo vital y suelen estar relacionados con otros problemas crónicos que acortan la esperanza de vida de los usuarios.
Valorar acciones de mejora es realmente complejo y requiere de una visión integrada donde algunas líneas de trabajo podrían ser:
  • Planes coherentes, previa consulta a todas las partes implicadas, lo que supone usuarios, familias y sanitarios. Dentro del equipo de sanitarios las/os enfermeras/os, en concreto especialistas en salud mental, de práctica avanzada en gestión de casos y especialistas en familiar y comunitaria.
  • Equidad en el acceso y un papel más protagonista de la AP.
  • Acciones en la promoción y la prevención. Trabajo comunitario.
  • Gestión de casos y continuidad en la atención, recuerden que la gestión de casos tiene su origen en la salud mental.
  • Acceso directo a los cuidados especializados en salud mental: más enfermeras especialistas, consultoras y con agendas que permitan gestionar una demanda.
  • Cuidados colaborativos y cooperación interprofesional centrados en las personas y las familias.
  • Coordinación real y eficiente. Comunicación eficaz entre ámbitos asistenciales.
  • Formación: de postgrado, continuada y conjunta.
  • Apoyo a la investigación de los cuidados especializados en la salud mental

El gran desafío de la Salud para todas las personas, requiere ponerse en marcha y liderar el cambio. El liderazgo enfermero es clave, los profesionales de enfermería tienen la capacidad de entender las posturas de todos los implicados y trasladar la información. Lo llevamos haciendo de siempre y va implícito en nuestro ADN profesional.
Las/os enfermeras/os conocen los problemas reales de la población porque han trabajado durante años “las historias” de miles de familias, comprenden la situación con su visión holística del ser humano y del servicio sanitario, son expertas en comunicación puesto que ésta es la base de la oferta de cuidados.
Nuestras habilidades nos permiten sensibilizar a los poderes políticos y respaldar la toma de decisiones. Paralelamente somos capaces de trasladar a la población qué se decide y por qué es la mejor opción en este momento. Si usted quiere piezas claves en sus equipos de toma de decisiones, contrate a enfermeras.
Nosotras, que gozamos de la confianza de la población, debemos asumir el reto de convertir las injusticias en equidades, dar voz a las personas más vulnerables, y trasformar las historias de la población en políticas que fomente la Salud y el Cuidado para todas las personas.

#EnfermeriaVisible

#NursingNow 

Desde este blog apoyo al colectivo #MásEnfermaría, aquí puedes conocer y apoyar el proyecto.
  
Bibliografía:

  1. Mahler, H., The Meaning of "Health for All by the Year 2000". Am J Public Health, 2016. 106(1): p. 36-8.
  2. Frankish, H., N. Boyce, and R. Horton, Mental health for all: a global goal. Lancet, 2018.